Miércoles otra vez, sobre la ciudad

Me levanto a las nueve, preparo café y me pongo a escribir. Voy por la mitad de una novela que está quedando muy bien.

A las diez suena el teléfono, es un amigo que veo +0- cada tres años. Estoy en el barrio, me dice, Te espero, contesto.

Tomamos mate, pitamos un poco y me pide que lo acompañe a La Caja a buscar su auto porque ayer chocó. Queda acá nomás, me dice, agarro el cheque y te traigo de vuelta.

Caminamos unas cuarenta cuadras y nos comemos dos horas de trámite. Por más que el edificio es lindo y moderno, la situación y la gente no dejan de parecerse a cuando vas al autódromo a sacar el registro (Vieron al psicótico que da el curso de normas viales?)

Al final, ya estaba un poco cansado del programa (3.5 horas en total), y cuando terminó la cosa en La Caja le pedí a mi amigo que veo cada tres años que me dejase en casa.

Me preparo unos sándwiches de peceto en pan árabe con tomate (sobritas que nos da mi suegra). Pili, mi mujer, duerme la siesta. Escribo un rato y me meto en la cama.

Nos levantamos, leo los blogs que me gustan y escribo-corrijo otro rato. Pili sale. Pili es muy activa.

Salgo a hacer unas compras y alquilo Las Trillizas de Belleville. En casa escucho algo de música, toco otro poco la guitarra, pongo la peli y a la media hora me quedo dormido.

A las 20.30hs reviso la heladera y voy en bici al supermercado Norte. Hay poca gente.

Preparo una salsa con tomate, ajo, cebolla, zanahoria y pedazos de peceto.

Llega Pili, pongo unos fideos, comemos y me siento a escribir estas líneas. Pili interrumpe, hace dos años que se quiere hacer un flequillo, entonces viene y se hace un peinado para mostrarme cómo le quedaría. Le pido por favor que no se haga el flequillo.

El Crazy-Doc había quedado en llamar el lunes a la noche. Hasta el momento, no llamó, quisiera que como Batistuta en el área chica, defina rápido.

Atte.