Winnie

Salgo de la galería y pedaleo hasta su casa.

Ring, ring. ¿Quién es?, pregunta. Soy yo, abríme.

Baja y entro la bici al departamento. Ella no es muy ordenada.

Me ofrece algo para tomar y dudo, pero al final le doy a un par de cervezas.

Prendemos velas y nos acomodamos en el living. Ella pone algo de música.

Charlamos, siempre charlamos mucho. Nos reímos, nos abrazamos. Casi siempre también peleamos un poco, pero hoy no.

Nos agarra un poco de hambre y sugiero pedir algo por teléfono. Ni en pedo, me dice, cocino algo.

Los fideos con salsa están muy ricos. Comemos todo. De postre, helado.

Me pide que la ayude a hacer unas cosas en la computadora. Le explico cómo y ella se pone a trabajar. Me gusta que esté un poco fanatizada.

Seguimos charlando y nos empieza a dar sueño.

Estoy molido, le digo. Bueno, pupi (a veces me dice pupi), te acompaño abajo.

Chau, amiga, gracias por todo.

En casa me meto en la cama y duermo como un tronco.

Atte.