Crazy-Doc volvió hoy de un congreso médico–bizarro en el extranjero. Estaba de buen humor. Crazy-Doc me causa gracia. Como yo trabajo en su despacho, en su computadora, puede decirse que ocupo el lugar máximo de la compañia. Tengo una de esas sillas cancheras de cuero que se tiran para atrás. Cuando Crazy-Doc entra, se sienta enfrente mío y me pregunta, en qué andamos? Le hago un reporte sintético y en seguida sale corriendo. Crazy-Doc me da ternura.
Al mediodía almorcé con una amiga en un bar chiquilín. Tomamos café y comimos tostados. El viejo de la mesa de al lado se tomó una botella de vino entera. Caramba, dijo mi amiga, me parece que yo no podría volver a trabajar.
Corporación informática. Hoy me ocupé de rastrear y contactar a clientes morosos. Algunos se hacían los listos, no me mandaron el detalle por eso no pagamos, me decían. Dejé todo encaminado. La corporación informática no cuenta con un colchón financiero. El cobro de sueldos del personal depende en gran medida de mi gestión policíaca. Quiero ser el paladín de la justicia.
A la tarde fui a lo de un amigo que me grabó un montón de música que no conocía.
Ahora, escribo estas líneas y cuando termine le voy a dar un rato a la novela. También a un antigripal del tamaño de un alfajor.
Atte.
2 Comments:
Ya no sé ni por qué camino llegué a tu blog, mundo de intertextualidades y bla, lo que sí, y ya que estamos, que lo sepas, es que creo que fue el viernes ó jueves pasados, que entré en tu palabrerío, y me quedé, muy entretenida, leyendo hasta el final, hasta el principio. Agregando personajes a mi barrio.
Y entonces conocí a los cuatro hermanos y al loco reventado doctorado que habla sin parar, verborrágico-hiperquinético, al alberto y su paternidad, al alberto a veces tratado como hijo (serán cuestiones etáreas supongo), a la novela inconclusa que me dan ganas de leer...
Y te doy un poco mi impresión: se te lee en un buen momento. Como de recorridos caminados, como con ganas e ímpetus. Qué bueno. Justo me convoca tanto el tema este de qué es lo que uno hace con lo que le ha tocado en suerte. Digo, tanto para protagonizar la propia vida, con plumas y todo, como para hacerse cargo un poco...
Y nada, y en medio de este talante te lei, y justo Obelix elegiste llamarte y me trae tantas reminiscencias, tan sentirse privilegiado en la complicidad con aquellos amigos de ese pueblo de galos irreductibles, que qué se yo... decidí escribirte.
Estaré en el mood indicado para decirle cosas a un perfecto desconocido.
En fin, que sigas, que me gusta leerte.
wow!
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