domingo, julio 31, 2005

Mar Adentro

Me atraen los náufragos.

Vivo en un barrio canchero. Supongo que por eso hay tantos náufragos. Deben agarrar las sobras.

Hay cuatro que tengo identificados. Está el loquillo que no para de moverse. Habla solo, mueve los brazos o una pierna en forma frenética. Le gusta la birra. Otro es barbudo y duerme tirado contra un árbol. Es melancólico, tiene mirada triste. El tercero es un negro que va con mochila y rollers. Me di cuenta que era un náufrago la tercera vez que lo vi. Hace poco identifiqué al cuarto. Es un tipo de mi edad. Está golpeado. La mirada perdida, siempre quieto.

Un día volvía a casa y el segundo, el melancólico, estaba tirado en la vereda. Los zapatos que tenía estaban bien chingados. Querés unas zapatillas?, le pregunté. Su respuesta no fue clara. Al rato le llevé una bolsa con unas que me quedaban chicas.

A la mañana siguiente encontré la bolsa en el mismo lugar. El tipo no quería zapatillas.

Días después, volvía del supermercado. Estaba tirado en otro lugar. Lo vi y dudé un segundo. Saqué la botella de vino que traía. Al día siguiente encontré la botella vacía y me alegró.

Atte.

3 Comments:

Blogger Satamarina said...

Me gustó su mar adentro Obelix, mucho.
No me gusta ver los naúfragos. Me dan pena.
Saludos.

julio 31, 2005 10:46 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Bertolt Brecht, frente a la advertencia de que los pobres gastaban las limosnas en juergas de cerveza, afirmó que por eso mismo él consideraba apropiado dárselas: ellos obtenían un placer que los que no eran pobres podían alcanzar cuando se les diera la gana." cuenta Beatriz Sarlo en su criticada columna de la revista Viva.
Saludos, Toper.

agosto 01, 2005 4:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Obelix, lo aplaudo.

agosto 01, 2005 4:30 p. m.  

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