Obelix: Modelo de Joven Trabajador
Anoche estaba molido. Me metí en la cama a eso de las 11. Leí unas cuatro hojas y palmé.
Ayer a la tarde la corporación informática fue de nuevo un caos. Pablo, el coordinador de los técnicos, encargado de la logística y de la atención a clientes, nuestro Aníbal Fernández, salió a hacer compras y me llamaba cada dos minutos diciendo, Robertooooooo, ya estoy llegando. Mientras tanto, yo Roberto Lavagna, no podía ocuparme al mismo tiempo de las complejas renegociaciones con el FMI, nuestro proveedor de insumos al que le debemos unos cuantos dólares y de atender el teléfono.
La gente que llama, llama porque tiene problemas y contrata a nuestra corporación informática para que se los resolvamos. La cuestión es que tomé nota de los llamados y a una que quería UNA SOLUCION URGENTE la fui guiando y le hice resetear la PC. La movida no arrojó buenos resultados y quedamos en que la volvíamos a llamar. NO PUEDE SER, me decía. No sé qué más decirle señora, contesté.
En el medio del trajín laboral, Chico, mi broder menor y cadete de la compañía, no tenía muchas ganas de trabajar. Así nunca vas a llegar a empleado del mes, Chico, le dije. Calláte Ignatius, contestó Chico. La misión del día de Chico era repartir facturas. Los clientes no nos pagan si no tienen las facturas y después los técnicos, intendentes del conurbano, me rompen las bolas porque quieren cobrar los sueldos. Chico y yo nos miramos y pensamos. La universidad enseña cosas, pero la calle, vaya que la calle es una escuela de verdad. Se nos ocurrió mandar las facturas por fax. Cuando vayamos a cobrar, les entregamos la original, les decía a los clientes.
Chico volvió del locutorio. Chica-del-locutorio le estuvo preguntando y hablando de mí. Chico no le dijo que éramos hermanos. Supongo que si tuviese uno, yo también me avergonzaría de mi hermano mayor.
La tarde fue pasando y cuando llegó Pablo a las 6, hora de cierre, ROBERTOOOOOOOO, me dijo, estás quemado. Me paré, Aniiiiiiiiibaalllll, no me hagas esto muchachoooooooooo, contesté. Nos dimos un abrazo fuerte, nos deseamos buen fin de semana y partí.
Saludé desde afuera a chica-de-locutorio, ella toda risitas, y pedaleé por Callao. Bastante frío. Los automovilistas con sus claxons y yo contento, contento por en pocos minutos, llegar a casa, sacarme la ropa y tirarme a escuchar música.
Atte.
1 Comments:
Obelix,
ta genial leerlo.
salú.
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