sábado, octubre 29, 2005

Sábado

Una mañana bonita.

El auto que me prestaron, una masa. La radio engancha bien.

Estaciono a una cuadra de la clínica.

En la planta baja me encuentro con amigos y familiares. Podré pasar a verlo?, pregunto. El horario de visitas acaba de terminar, pero subí, a lo mejor te dejan.

Toco un timbre, es un área restringida.

Sí?, pregunta una enfermera. Hola –digo en voz baja- podré por favor pasar un minuto?. Enfermera duda un segundo. Claro, adelante. Después me indica el camino y dice que tengo que lavarme las manos antes de entrar. Me las lavo con productos especiales.

Hola, amigo, me dice apenas me ve. Tiene una venda en la cabeza y la mirada cansada. También tiene cables en el pecho y tubos por todos lados. Unos aparatos hacen ruido. Mueve el dedo índice y se lo agarro. Hola, amigo, contesto. Charlamos un poco, se le cierran los ojos. Te quiero mucho, amigo, le digo al final. Yo también, contesta.

Me gusta manejar en la autopista. Segundo carril, velocidad moderada. Adelante, nubes de distintas formas, música y sigo manejando.

Atte.