Inodoro, Finanzas y Arte Conceptual
Corporación Informática. El baño de nuestras oficinas está ubicado en el pasillo del ascensor. La tapa del inodoro estaba suelta, toda chingada. Pablo, el Jefe de Técnicos, tiene buenos intestinos. Pablo venía reclamando un cambio de tapa. "Róber -me decía Pablo- para cuándo el cambio de tapa?". "Tranquilo, mushasho -le respondía- antes tenemos que terminar de pagar los sueldos, la luz y comprar sillas".
Faltan las sillas. De todas formas, llegó el día.
Pablo y yo nos dirigimos al baño. Analizamos la situación, opciones: a) comprar unos ganchos para atar la tapa vieja b) comprar una tapa nueva.
A Pablo le da vergüenza caminar con la tapa-chingada por la calle (pero hay que evitar comprar una errónea). Pablo pega unas hojas (4 hojas) con cinta escoch, se dirige al baño, pone las hojas en el inodoro y con un marcador verde dibuja el contorno: un croquis. "Qué hacés, limado?", le pregunta uno de los técnicos. "Yo la llevo, amigo -le digo- no te preocupes".
Pablo y yo caminamos a la ferretería. Llevo la tapa-chingada en la mano (no está del todo limpia). Hay distintos modelos: de $20 y de $59. Le pregunto al flaco de la ferretería si puede tirar la tapa-chingada, mira con cara de asco y responde: "Tirala afuera".
Caminamos con la tapa vieja y la nueva (la de $20). La colocamos, en la corporación informática promovemos el trabajo en equipo. La tapa nueva queda chica, por centímetros. Pablo quería la de $59. Yo, Roberto Lavagna, tengo que cuidar las finanzas de la corporación, me opuse.
En fin, tenemos tapa nueva, plástico, $20 y en la pared cuelga el croquis. Me imagino que más de un joven moderno quisiera haber creado una obra conceptual de este calibre.
Atte.
Faltan las sillas. De todas formas, llegó el día.
Pablo y yo nos dirigimos al baño. Analizamos la situación, opciones: a) comprar unos ganchos para atar la tapa vieja b) comprar una tapa nueva.
A Pablo le da vergüenza caminar con la tapa-chingada por la calle (pero hay que evitar comprar una errónea). Pablo pega unas hojas (4 hojas) con cinta escoch, se dirige al baño, pone las hojas en el inodoro y con un marcador verde dibuja el contorno: un croquis. "Qué hacés, limado?", le pregunta uno de los técnicos. "Yo la llevo, amigo -le digo- no te preocupes".
Pablo y yo caminamos a la ferretería. Llevo la tapa-chingada en la mano (no está del todo limpia). Hay distintos modelos: de $20 y de $59. Le pregunto al flaco de la ferretería si puede tirar la tapa-chingada, mira con cara de asco y responde: "Tirala afuera".
Caminamos con la tapa vieja y la nueva (la de $20). La colocamos, en la corporación informática promovemos el trabajo en equipo. La tapa nueva queda chica, por centímetros. Pablo quería la de $59. Yo, Roberto Lavagna, tengo que cuidar las finanzas de la corporación, me opuse.
En fin, tenemos tapa nueva, plástico, $20 y en la pared cuelga el croquis. Me imagino que más de un joven moderno quisiera haber creado una obra conceptual de este calibre.
Atte.
3 Comments:
Obelix, jueguesela y saque foto a la nueva tapa con la obra de arte, por favor!!
hola!
hace mucho que no venía por acá y me reí mucho con el post hormonal.
saludos, dear o, mi vida es un caos.
la obra conceptual ya está hecha, pero hace años mil por Duchamp(s)
no es nuevo lo del inodoro.
Me gustó leer este post, me reí.
saludos
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